Visión y/o Metro para Bogotá…una Propuesta para Alcanzar Ambos

25 de nov. de 2015

GABRIEL NAGY

Hacia la segunda mitad del siglo XVII, los lobos rondaban libres por las calles de Paris. Pero la visión de Luis XIV y la determinación de las autoridades municipales hicieron de la capital francesa la primera ciudad de la historia moderna que no creció espontáneamente, pasando de villorrio a una expansión urbana con planificación.

Por el contrario las ciudades en países emergentes o en desarrollo, se han extendido sin ninguna planificación, estructura o consideración del medio ambiente. Todas, sin excepción, han crecido de forma caótica e improvisada, predominando la informalidad y la inequidad. Con la excepción de la primera administración de Enrique Peñalosa, Bogotá creció y sigue creciendo, sin una visión. La ciudad que hoy habitamos, sufrimos y trabajamos, es el producto de una regulación predio a predio, poniendo intereses particulares por encima de los intereses generales. Con la elección de Peñalosa (25 de octubre 2015), la ciudad puede volver a soñar con un futuro mejor.

A Bogotá no solo le ha faltado visión, pero también “estructura”.  Por  estructura se entiende, uno o varios elementos ordenadores, que permiten regular el uso del suelo, preservar los recursos naturales, asegurar acceso a servicios, garantizar un buen nivel de equidad y calidad de vida, y entregar un servicio que permita la efectiva y eficiente movilidad de bienes y personas. ”  Se trata de lineamientos que orienten su desarrollo y crecimiento.

Un primer elemento estructurante lo constituye la relación del municipio con el medio ambiente y la región, asegurando un crecimiento urbano balanceado y sostenible. La expansión urbana debe ser menos vulnerable a los efectos del cambio climático y garantizar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad y la región. Es importante delegar y coordinar responsabilidades entre distintas agencias municipales encargadas del desarrollo regional y urbano para controlar la expansión urbana. Motivar el trabajo con otras municipalidades e identificar proyectos metropolitanos y regionales para generar confianza y asegurar el trabajo coordinado.

Segundo, está la estructura urbana, la cual promueve un crecimiento urbano balanceado y acceso a espacio público de recreación y de atención al ciudadano. Es importante que las ciudades consoliden sus espacios referenciales y patrimoniales, restringiendo el cambio e intensificando el  uso del suelo. Que las administraciones locales utilicen instrumentos del derecho urbano para definir accesibilidad, densidad, cesiones, englobe para proyectos aislados o integrales. Se presentará un cuadro de áreas, en donde se indique cuanta es el área pública y cuanto el área privada o vendible. El propósito principal de la estructura urbana es ampliar la oferta habitacional y de servicios para todos los sectores económicos pero especialmente para los más vulnerables.

Finalmente, la estructura vial y de transporte, se consideran pilares claves para el desarrollo económico local, toda vez que procuran mejorar el acceso a sistemas de transporte público y la movilidad de bienes y personas. Es fundamental  conectar las decisiones de transporte con las de planificación  y prevenir sobre costos para la ciudad y la sociedad y aprovechar las aglomeraciones urbanas y que estas contribuyan a un mayor crecimiento económico. Una de las soluciones al problema del transporte lo constituye el metro.

Proyectos como el metro de Bogotá, deben verse como piezas de un rompecabezas. Con el tiempo cada proyecto es una fracción que contribuye a la construcción de la visión (planificación) de la ciudad. Los sistemas de transporte deben ayudar a dar forma a la ciudad. El Metro de Paris se ajustó a la forma de la ciudad radial. En el caso de Bogotá, el metro debe ayudar a dar forma a Bogotá.

El metro no tiene, necesariamente, que calzar con la ciudad actual. El metro que se proponga, debe servir para dar forma, consolidad y construir la visión de ciudad del futuro que quieren sus habitantes. Haciendo el metro elevado y con el trazado por la NQS, continúe por la autopista norte hacia el norte y por la Avenida 1ro de Mayo hasta el Tintal, significaría ahorros en la construcción, de al menos 7  billones de pesos. Esta ruta permitiría ‘reciclar’ el suelo a lado y lado de las líneas, aumentando la densidad, englobando lotes y disponiendo servicios básicos y espacio público a distancias convenientes.

La NQS es el eje central-geográfico de la ciudad, equidistante del borde Oriental (los Cerros) y el borde occidental (Río Bogotá). Su poca consolidación, alta densidad, baja altura permitiría el desarrollo de terrenos para uso residencial, ampliando así la oferta de vivienda cercana a las estaciones y línea del metro. Se liberarían zonas como Chapinero y la Carrera Séptima, que podrían consolidarse como barrios residenciales con grandes bulevares, parques y espacio público de calidad.

Con el proyecto del metro, un sistema integrado de transporte y una estructura de transporte eficiente, se puede construir una ciudad más competitiva, prospera y amable. La nueva ciudad, no tendría la dispersión e informalidad de la actual. Concentraría al menos el 60% de la actividad residencial a lado y lado de la línea principal y futuras del metro. El 40% restante de la vivienda se ubicaría a distancias convenientes de rutas subsidiarias y alimentadoras.

La Bogotá del futuro podría ser más productiva, eficiente y equitativa, al menos el 75% de la actividad comercial podría aglomerarse en cercanías al metro reduciendo los tiempos y trayectos para transportar mercancías y atraer clientes. El restante 25% correspondería a comercio de tipo barrial, localizados en centralidades urbanas, accesibles en menos de 15 minutos de recorrido a pie o en bicicleta. El proyecto del Metro, no es solo un proyecto de movilidad, sino el gran proyecto que puede ayudar a transformador a Bogotá.

Gabriel Nagy